EL MIMO

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El  es un tipo de teatro físico revivido por  desarrollado por sus ayudantes y nuevas generaciones de profesionales. El mimo corporal es un arte dramático del movimiento, que data desde la antigüedad griega y romana. En esto se diferencia de la pantomima, que es más un intento de cambiar palabras por gestos.
El objetivo del mimo corporal dramático es de introducir el drama dentro del cuerpo. En este medio, el mimo debe aplicar al movimiento físico esos principios que estén en el corazón del drama: pausa, vacilación, peso, resistencia y sorpresa. El mimo corporal dramático quiere representar lo invisible; emociones, tendencias, dudas, pensamientos.
La pedagogía del mimo corporal permite al actor adquirir un estado mayor de autonomía, multiplicando sus posibilidades físicas e imaginativas a través del estudio de una técnica.
El actor puede interpretar piezas con o sin texto, eso es una elección estilística, y no una condición sine qua non del mimo corporal.
Por estos elementos pedagógicos, el mimo corporal hoy se utiliza como una herramienta en el mundo de las escuelas y de las universidades de teatro, está enseñado como una técnica de interpretación corporal.
1.   Los gestos de la cara: nuestro rostro está formado por muchos músculos, que con su movimiento, el mimo es capaz de representar numerosos gestos, para comunicarse.
2.   La postura corporal: una determinada postura u otra logra expresar diferentes emociones.
3.   Los gestos de las manos: con las manos acompañamos al lenguaje y completamos la comunicación. Pero las manos por sí solas pueden expresar y transmitir muchos conceptos sin necesidad de sonidos.
Estos tres elementos hacen del mimo un lenguaje universal, que es entendido en cualquier parte del mundo, con las palabras necesitamos conocer el mismo lenguaje o código, mientras que con el mimo podemos ser capaces de comunicarnos con cualquier persona.


La mímica y la pantomima son expresiones artísticas que llevan muchos siglos desarrollándose, ya sea en un escenario formal o en cualquier plaza pública.
Les propongo que estos días (o el día que podamos) regresemos a ser los niños que éramos y nos dejemos llevar un poco más por las emociones, esas que nunca se pueden expresar con las palabras y que a veces no hayamos la forma de eliminarlas o compartirlas.
A continuación mostraré cómo podríamos convertirnos en mimos para expresar todo aquello que deseamos decir. Podemos juntar a nuestros niños de casa o a los amigos treintañeros y pasar un buen rato. 
Tan sólo cinco pasos bastarán para que nos demos cuenta lo fácil que es despojarnos de lo que la sociedad dictamina y demos pie a la imaginación y frescura que a muchos les hace falta. Mira lo que hay que hacer...


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